#EnoEntrevista — Martín Sesto y el boom Desquiciado

Como nunca en la rica historia del vino argentino, hay tanto para elegir y de tanta calidad, que, al igual que ocurre con los libros, no alcanza una vida para probar todo lo que queremos. En ese magma de posibilidades, cada tanto ocurren pequeños fenómenos de mercado. El caso de Desquiciado es uno de ellos.

El vino puede ser buenísimo, pero a veces hay que dar en la tecla con la historia, la etiqueta, la forma de comunicarlo y en ese intangible que es el timing. Con sólo dos años en la calle, el proyecto de Martín Sesto y Gonzalo Tamagnini irrumpió con la misma fuerza que proyectan sus impactantes etiquetas con animales salvajes. Se trata de vinos directos que interpretan el paladar actual y que, además de llamar la atención, generan una cualidad deseada: fidelidad.

Para conocer un poco más de Desquiciado, hablamos con Martín Sesto.

– ¿Cómo es la historia de Desquiciado?

– Con Gonzalo estamos hace ya mucho tiempo en el mundo del vino. Por mi lado, con experiencia en Renacer y Doña Paula, entre otros. En los últimos años trabajamos muy fuerte con Alejandro Sejanovich y Jeff Mausbach en Manos Negras. Resulta que una vez que Alejandro nos mandó a mover uva… un 1º de mayo. Eran 150 cajas, había que subir y bajar escaleras, hasta que se nos ocurrió revolearlas desde un primer piso, para ganar tiempo. Eso nos hizo ganar algunos insultos (risas), y el encargado de la bodega nos gritó: ‘¡Son unos desquiciados!’. Nos miramos con Gonzalo y podríamos decir que ahí empezó todo.

– ¿De dónde surge la uva?

– Gonzalo trabajó mucho tiempo en Domaine Bousquet y a través de la buena onda con Jean accedemos a materia prima de gran calidad. Orgánica, por las prácticas agronómicas, pero al no estar certificada tampoco es algo que comuniquemos. Desde el primer momento buscamos vinos fáciles de tomar para todo tipo de consumidor, para el recién iniciado y para el paladar experimentado. Asimismo apuntamos a cosas raras, a salir de las estructuras con la impronta personal. Por ejemplo, para el Malbec, apostamos a una cofermentación con Cabernet Franc y Garnacha, que no es muy común. En el Cabernet Franc nos localizamos en las microvinificaciones para ver cómo va evolucionando. En el medio, somos muy abiertos a comentarios y críticas.

– Las etiquetas son otro diferencial, ¿cómo surgieron?

– Ya por nuestra forma de ser, con Gonzalo parecemos dos locos salvajes, gritamos mucho, nos insultamos… nos entendemos de esa manera. Charlamos con la diseñadora Mariela Butelli y llegamos a la idea de los dibujos del oso, el lobo y el águila, que hizo ella misma. Todos tenemos nuestros momentos desquiciados, pero en lugar de romper todo como Michael Douglas en la película Un Día de Furia, buscamos relajarnos con una copa de vino.

– ¿Qué se viene para los próximos meses?

– Nuestra primera partida salió en 2015 y la verdad que el tema un poco nos superó. Pero ya estamos otra vez enfocados en que la línea siga evolucionando. Tenemos un corte de Malbec y Cabernet Franc ya hace dos años en barrica. ¡La verdad lo teníamos olvidado! Pero está increíblemente fresco para salir al mercado. Como así también apostamos a un espumante de método tradicional. Así que a seguir experimentando…

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