#Nuestrosvinos — Noemía, maravillas del paraíso remoto

Una condesa italiana se junta con un winemaker danés y en un rincón remoto de la Patagonia argentina le dan vida a un viñedo de más de 70 años, para crear un Malbec que asombra al mundo. El brillo de la fábula se potencia con la experiencia de tomar el Noemía, cuya cosecha 2014 acaba de recibir 96 puntos de Wine Advocate. A esta altura, podría decirse que, entre los entendidos, Noemi Marone Cinzano es casi tan famosa por su vino emblema como por el centenario vermouth que lleva su apellido paterno.

El paraíso de Noemía está ubicado en el Valle Azul de Río Negro, con el agua de excepción que llega desde los Andes a través de los ríos Limay y Neuquén. La empresaria italiana se juntó con Hans Vinding-Diers, sudafricano de nacimiento, formado en Dinamarca y vasta influencia vitivinícola en Australia, Chile, Francia, España, Portugal, Sudáfrica, Hungría y Uruguay, además de emprendimientos reconocidos en nuestro país (Chacra, Andeluna y Humberto Canale, entre otros). El objetivo inicial sigue siendo el mismo: pocos vinos elaborados con principios biodinámicos, altísima calidad.

“La cosecha 2014 no fue fácil en Río Negro, por lo que el Noemía es un triunfo sobre la naturaleza. Un vino que supera incluso la soberbia cosecha 2012, con finos caninos y una sutil mineralidad, una textura más que un sabor”, reseñó el prestigioso crítico Luis Gutiérrez, para su informe para la revista que dirige Robert Parker. El vino surge desde 2001 del single vineyard de 1,5 hectáreas, divididas en en cinco lotes, cada uno con una composicion de suelo diferente y expuesto en forma diferente a los elementos naturales. Todas las uvas son cosechadas a mano en cajas de 10 kgs y luego transportadas en camión en frío a la bodega. Luego de la fermentación maloláctica, el vino reposa en barricas de madera por 18 meses. De allí sale una producción inferior a las 4.000 botellas. Una vez descorchado, evoluciona por 48 horas y ofrece una guarda de hasta 6 años en botella.

Detrás del Noemía, llegan otros dos vinos con un prestigio no menor. El J Alberto (94 puntos) es un Malbec de 1955 decorado con un 5% de Merlot proveniente de la región de Mainque. Gutiérrez lo califica como el “rebelde” de la línea, de brioso carácter masculino, aunque sin perder el balance. “Insultantemente joven, este cosecha 2015 es acaso el mejor J Alberto que probé hasta ahora”, escribe Gutiérrez.

Mientras que la línea de entrada es su contracara femenina, A Lisa (93 puntos), un suave blend de Malbec con Merlot (9%) y Petit Verdot (1%), una excelente opción en precio-calidad para quienes quieran acceder al fantástico mundo Noemía. “En su búsqueda hacia la elegancia y la ‘tomabilidad’, el vino muestra un perfil que en Francia combinaría la Borgoña con el sur de Rhone, una mezcla de flores y cerezas”, resume el especialista español. Y según Vinding-Diers, todavía viene lo mejor…

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