#Bodegas — Lagarde

A fines del siglo XIX, la Campaña al Desierto fue uno de los episodios más controversiales de la Historia argentina. Por supuesto, gran parte de esos traumas se vivieron en tiempo presente, y así fue que, una vez terminado el conflicto, el capitán de artillería José Angel Pereira decidió cambiar su vida para radicarse en la entonces virgen Luján de Cuyo, Mendoza. Hacia 1897 su aporte para la historia de nuestro país tuvo un toque más personal: plantó sus primeras uvas Malbec y Cabernet para fundar la bodega Lagarde. Aquellos viñedos pioneros y las persistentes paredes de adobe de la bodega original son todavía la base del proyecto que Luis Menotti Pescarmona compró en 1969 y que su descendencia directa (su hijo Enrique y sus nietas Sofía y Lucía, sobre todo) transformó en uno de los hitos de la industria vitivinícola.

En el día a día están sus vinos, con prestigio aquí y en más de 35 mercados del mundo. Pero basta con viajar a Mendoza para tomar mayor contacto con el respeto que inspira Lagarde en la principal capital del vino argentino. De hecho, uno de los testimonios más directos es el piso-homenaje que le dedica uno de los más importantes hoteles céntricos, así como a otras bodegas emblema de nuestro país.

Lagarde es hoy sinónimo de vinos confiables, sin que ello le signifique perder vivacidad. Ya establecida como clásico, entre las décadas del 80 y el 90 la bodega ensayó el salto de calidad detrás de un buque insignia como el Henry. Desde la primera añada de 1990, se convirtió en un vino de colección, elaborado con uvas de bajos rendimientos y cortes que cambian en para cada cosecha, pero que mantienen el estilo de los 24 meses de añejamiento en barricas nuevas de roble francés. Como sus más fieles escuderos pronto emergieron los Lagarde Primeras Viñas, con hasta 14 meses de crianza en madera, y con estándares que responden al espíritu de tradición e innovación: el Malbec llega de los viñedos plantados en 1906 y 1930, mientras que el Cabernet Sauvignon fue uno de los primeros resultados de la viticultura de precisión instaurada en 1992.

Acaso uno de los sellos de Sofía Pescarmona, presidenta de la bodega desde 2002, fue haber consolidado un portfolio franco bien definido, que trasciende épocas y modas, pero que al mismo tiempo muestra flexibilidad para adaptarse a los nuevos tendencias En ese sentido, el segmento más dinámico es de la línea Guarda, con la que más juegan en cuanto a terruños y estilos. Por caso, el Cabernet Franc y el Cabernet Sauvignon vienen de la Finca La Jacintana en Perdriel, el Malbec DOC emerge de la histórica viña de Mayor Drummond, el Chardonnay es fruto de Finca Aguas Verdes -la primera con la que la bodega trabaja en Gualtallary-, y el Blend aglutina Drummond, Perdriel y Agrelo.

La base de la pirámide que brilla por búsqueda e inspiración está sostenida verdaderos pesos pesados en la historia de Lagarde. Por un lado, la inoxidable línea Lagarde (o Reserva), con varietales ya clásicos como Malbec, Cabernet Sauvignon, Syrah, Merlot, Sauvignon Blanc, Chardonnay, Viognier y apuestas muy propias como el Semillón y el Blanc de Noir.

Y así también con la vivaz combinación de la línea joven de Altas Cumbres con una oferta de espumantes bien nítida y distintiva: el Lagarde Extra Brut Champenoise apunta a la alta gama, el Lagarde Dolce es referencia en su propio nicho y el Altas Cumbres Extra Brut es la opción Charmat.

En la cabeza del equipo enotécnico, Juan Roby Stordeur es Director de Fincas desde 1999 y Dirección de Producción y Enología desde 2003. Asimismo, una de las figuras, en carácter de Wine Terroir Consultant, es el chileno Pedro Parra, conocido en su país como “El Doctor Terroir”. La producción total anual orilla los 1.200.000 de litros, con capacidad para alcanzar los 2.000.000

Abrir chat
Hola!